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Muchas veces me pregunté acerca del sentido de la vida, esto de estar transitando dentro de este cuerpo durante horas, días, meses, años; este tiempo que transcurro inmersa en nuestro Universo enmarañado, y yo dentro de este todo gigante que es la Humanidad, tal como cita en el prólogo del libro Hombres y Engranajes de Ernesto Sábato, "Ver los entornos de uno mismo en medio de la confusión del Universo."
Y hablar de vida es también citar la muerte. Un día pregunté a una amiga, qué era para ella la muerte, a lo cual respondió: "la muerte es no estar más". Ese día tuve la respuesta del verdadero miedo que en general tenemos a la muerte, no es qué pasa después de la vida,tampoco a dónde vamos, ni siquiera a lo desconocido; el verdadero miedo es a no estar más en un mundo que creemos único, a no pisar más la tierra donde vivimos, los lugares y hogares que creemos nuestros, es no participar más de nuestra propia historia.
Si tuviera que elegir un momento que definió un cambio total en mi vida, podría nombrar sin dudas la hora en que me diagnosticaron cáncer de mama. Ese día, sabe Dios que no miento, al llegar a mi casa, mi reloj pulsera se había detenido, miré hacia la pared y ese reloj tampoco andaba, me dirigí al dormitorio y el reloj despertador ya no funcionaba; es que era tan fuerte la noticia que me daba la vida, que en un intento desesperado, mi mente y mi corazón lo querían detener todo, no querían ver las horas avanzar.
Durante varios años traté de ignorar los relojes, a partir de ese momento cada minuto de vida pasó a ser un tesoro y descubrí el valor del Aquí y Ahora, palabras que pasaron a ser un lema en mi vida: "El Aquí y Ahora es lo importante", porque es mío, absolutamente me pertenece, es mi momento de oportunidad para soñar, proyectar y decidir sobre mi vida, el Aquí y Ahora nadie me lo puede quitar.
Ese alto en mi vida, que bajó del cielo como un regalo divino, fue desprendiendo suavemente el velo que me impedía ver, desapareciendo de manera tenue y gradual la ceguera de la ignorancia emocional que me envolvía. A menudo me pregunto como pude haber pasado tantos años sobreviviendo, siendo una más en la multitud, arrastrada por esa masa de pensamiento estático, que te empuja en un estado de inercia, porque supuestamente es lo correcto para poder insertarte adecuadamente en la sociedad.
Cuando terminé mi tratamiento de quimioterapia regresé a mi trabajo, quería convencerme de que todo había pasado, que todo volvía a la normalidad, pero no era real, yo no era la misma, mis pensamientos habían cambiado y los demás tampoco era los mismos, mi cambio de alguna manera involuntaria producía en ellos desestabilización. Ese mundo ya no era cómodo para mí, me dolía el entorno del maltrato psicológico, la discriminación y el abuso de poder, pero lo que más me dolía es que parecía que yo era la única que estaba en crisis de personalidad, quienes me rodeaban habían naturalizado esa experiencia diaria de adquirirlo todo como normal, de pertenecer a una masa de condiciones lógicas de vida, y se manifestó un abismo entre mi realidad y la de ellos, un vacío que desencadenó una ruptura de amistades, relaciones que eran insostenibles por mi nueva visión de la vida. Es increíble como por estar acordes con los demás, perdemos nuestra dignidad, esa calidad de hacernos valer como personas, de respetarnos hacia nosotros mismos y hacia los demás y no dejar que nos humillen ni degraden, la capacidad de atesorar la estima que todos los seres humanos merecemos.
Las redes sociales son un claro ejemplo de esta despersonalización de la sociedad. Las publicaciones hablan por sí solas de este flagelo que nos afecta a todos, el hablarnos sin comunicarnos, el decir superficial y ocultar lo profundo, el aparentar falsa felicidad que ni ellos mismos creen. Es el equivocado concepto de creer que el ser humano vale por lo que tiene y no por lo que es. Las redes sociales invitan a las personas a actuar como en el teatro griego que usaban máscaras, aparentando lo que no es y escondiéndose detrás de un personaje. Porque en el mundo social en el que vivimos pasó a ser más importante coincidir con el otro para estar a tono, que ser uno mismo.
La nueva persona que nació en mí, se basó principalmente en los cimientos de la congruencia que habla Carl Rogers en su libro, "El Proceso de convertirse en Persona", pensar, decir y hacer de manera coherente fueron mi meta principal. Al principio las heridas fueron desgarradoras pero yo sabía que tenía que avanzar como las palabras de Martin Luther king: "Da el primer paso con fe, no tienes por qué ver toda la escalera, basta con que subas el primer peldaño."
A partir de ese momento mis intereses cambiaron, fue fascinante para mí descubrir otros mundos, y no se trataba de lugares, regiones ni países, se trataba del mundo del otro, ese otro que estaba a mi lado cada día y fui testigo del milagro del que hablaba Malinowski, fundador de la Antropología Social Británica, basada en la experiencia personal del trabajo de campo. Los colonizadores de los S XV y XVI se referían a los pueblos africanos y americanos que encontraban como salvajes, bárbaros, primitivos. Los antropólogos de esos tiempos, buscaban de convivir con las nuevas civilizaciones para conocerlos desde dentro y lograr entender el comportamiento del otro y esto producía como en un espejo el mayor conocimientos de sí mismos. Malinowski, quien se basaba en el método de la observación participante, decía: "Aunque pueda concedérsenos por un momento penetrar en el alma del salvaje y mirar al mundo exterior a través y sentir lo que él pueda sentir, sin embargo, nuestra meta final es enriquecer y profundizar nuestra propia visión del mundo, entender nuestra propia naturaleza y hacerla intelectual y artísticamente mejor..........No podemos alcanzar la última sabiduría socrática de conocernos a nosotros mismos si nunca abandonamos los estrechos límites de nuestras costumbres, creencias y prejuicios en que todos los hombres nacemos........La Ciencia del Hombre, en su versión más noble y profunda, debe conducirnos a un conocimiento, una tolerancia y una generosidad basados en la comprensión del punto de vista de los otros hombres."
El mundo del otro me deslumbra la vida, me enriquece, cada aporte del otro es un escalón más en mi vida y descubro así que me veo en los demás y ellos se ven en mí y cada paso que doy, me recuerda la tendencia actualizante de la que hablaba Carl Rogers. Ese investigarme a mí misma en mis emociones y sentimientos, me llevó a la convicción de algo más, que los neurocientíficos respaldan en la actualidad por estudios realizados sobre el funcionamiento de la mente y es que tenemos el poder en nosotros de cambiar las emociones negativas pasajeras en sentimientos positivos, como son por ejemplo la fe, el
amor y la paz, sentimientos que suben a nuestra mente y son capaces de transformar nuestras creencias y convicciones de años, una sanación emocional que provoca una resiliencia en la mente y en una consecuencia que nadie puede frenar, el cuerpo sana y creo firmemente que es el motivo por el cual estoy libre de cáncer. El relato biblico en Marcos 10:51-52, nos señala el poder sin igual de la fe:
-"¿Qué quieres que haga por tí?-le preguntó
-Rabí, quiero ver- respondió el ciego.
-Puedes irte-le dijo Jesús-, tu fe te ha sanado.
Y al momento recobró la vista."
Sé que aún me falta mucho por recorrer y tal vez siga doliendo, lo más probable es que siga reconociendo todo lo que aún necesito cambiar, pero lo más importante es que ya no sobrevivo, el Aquí y Ahora es Vida. Como dice Rogers: "Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático, viviría en la muerte. Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales. Porque ese es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante."
Para terminar, quisiera recordar una frase que mi madre tenía colgada en la pared, un poster pequeño que hasta el día de hoy conservo:
"Señor, aún no soy lo que quiero ser, ni siquiera soy lo que debo ser, pero gracias Señor por no ser lo que era."
Bibliografía:
-Emociones y Sentimientos- Daniel López Rosetti. 10ª edición- Editorial Planeta-2018
-La Inteligencia Emocional- Daniel Goleman- Printning Book- Buenos Aires.-Febrero 2016.
-Hombres y Engranajes-Ernesto Sábato.
-Empatía- Fernando Savater.
-La Biblia- Versión Reina Valera 1960.
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