domingo, 5 de abril de 2015

MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO





Desde el S VIII a C se hablaba del “Camino al mar”, era el camino de tránsito para llegar al mar donde se hacían transacciones comerciales. Los comerciales venían del otro lado del Jordán. Los dos focos territoriales donde se desarrollan las grandes culturas del Próximo Oriente, coinciden con el curso de los ríos Nilo por un lado, Tigres y Eufrates por el otro. Civilizaciones faraónicas por un lado y sumeria y acadia por el otro. Siempre hubo entre ambos mundos un contacto comercial, intercambios culturales, relaciones diplomáticas y encuentros bélicos.

Galilea de los “gentiles” así se la llamaba por tratarse de un país alejado del centro político de Jerusalén y estar habitado por paganos que venían de diferentes dioses y prácticas culturales de otros países. La historia continúa con la incorporación a Galilea del reino judío por un tal Aristóbulo I, en las guerras de los macabeos.

Tras la muerte de Herodes el Grande, le atribuye a su hijo Herodes Antipas la región de Galilea, las otras provincias a su otro hijo Filipo y la región del sur a Arquéalo. El emperador no les dio los títulos como herederos sino como tetrarcas, es decir que comparten el gobierno.

Jesús de Nazaret desarrolló su vida principalmente en Galilea, zona de tierra fértil propicia para los cultivos y la ganadería. También el lino es un producto de esta región, se hablaba de la diferencia en calidad de las telas de Galilea. La industria mas importante era el cultivo de olivo, el aceite de Palestina había adquirido un gran prestigio. La pesca también fue muy próspera, y se realizaba desde la orilla, con varios anzuelos y una red. En la ciudad de Magdala había saladeros para mantener el pescado y tenía un puerto de descarga, pero los puertos mas codiciados para la pesca eran Cafarnaún y Betsaida.

Galilea por la fertilidad de sus tierras, por la riqueza de sus recursos y por la amenidad de su clima, se ofrecía como un país de inmigración, donde había trabajo y existía un nivel aceptable de bienestar social.

En el tiempo de la deportación a Babilonia, sus habitantes habían perdido toda vinculación étnica y religiosa con los judíos. Sin embargo, los judíos eran conscientes de que aquel país había formado parte de su territorio y de que había que recuperarlo. Desde entonces, la Galilea de los gentiles se convirtió en una tierra de reivindicación y en un país de misión religiosa con la esperanza de volver a integrar la antigua Galilea en el nuevo reino de Israel.

El personaje central de Galilea es Jesús de Nazaret, quien debía de emplear en la conversación ordinaria y en su predicación la lengua aramea que entonces era de uso común. La figura de Jesús como carpintero no es factible. Las casas campesinas de entonces eran muy elementales, no era posible que una familia de artesanos viviera de la demanda de su entorno. Las casas eran de paredes de tapial y tejado de ramajes y nada queda de su estructura salvo la parte subterránea escavada en la roca caliza, dedicada a silos para recoger el grano o bodegas. Las fuentes cristianas hablan de una familia no de campesinos, sino artesanos, la palabra tekton tiene como primera acepción la de “constructor” de ahí viene el vocablo de arquitecto o jefe de constructores. También puede significar como segunda acepción “artesano” sin especificar si era un carpintero o herrero o cantero, incluso a un escultor o artista. Es de suponer que Jesús y su padre eran obreros de la construcción y carpinteros. Jesús no era un simple obrero, porque el simple obrero pertenecía al mundo de la mano de obra barata “ergate”, al trabajo de Jesús se lo denominaba “tekton”, que era la mano de obra especializada. Un operario especializado que conocía la lengua que normalmente se hablaba en la ciudad, es decir el griego, sabía leer y escribir, lo cual era mucho para la época. Los textos en la sinagoga se leían en hebreo, se parafraseaban en arameo y la explicación era en arameo.

Jesús no era un rabino porque no tenía estudios especiales para serlo, tampoco era un profeta porque en esos tiempos la función profética había desaparecido del judaísmo. La definición de Jesús como hombre sabio, maestro y realizador de milagros es la más acertada. En los textos talmúdicos el nombre arameo que significa carpintero o artesano (naggar) equivale a sabio o erudito.

La presencia de un rey en el contexto oriental era la de un salvador, en cuanto actuaba o restablecía el orden divino en su nación y es el mediador de las bendiciones divinas, era el representante de los dioses, la prosperidad y restauración de sus súbditos era su responsabilidad, y tenían su leyes de justicia social y de restauración del orden.  Pero esto no se cumplía en la realidad.

Jesús tenía predilección por los pobres, aparece en escena como el rey de los pobres, de los humildes, viene a servir y no a ser servido. Es el Pobre que libera a los pobres, la Vida que se da hasta la muerte, la Justicia que es juzgada por los injustos, el Libertador que es atado. Su compromiso era con los más pobres y necesitados. Da el nombre de hijos suyos a quienes hacen la paz, quien sacia a los que sufren hambre y sed de justicia, los que se compadecen de los demás, los no violentos, los que defienden a las manos inocentes. La paz es el resultado de las rectas relaciones con Dios, con los demás y consigo mismo. Hay una conjunción total entre Jesús y los pobres, porque Jesús era el representante de los pobres. Su solidaridad era activa en obras y palabras.

Para las autoridades del momento, Jesús era un agitador político  que pretendía ser rey de los judíos. Estos entendían  que ellos y no Pilato eran los garantes del orden en el microcosmos que era Judea. Jesús con un número creciente de seguidores amenazaba su control y si faltaba la paz de Judea sin duda el Imperio intervendría para imponer la paz sin los judíos. Existía pues una convivencia entre las dos comunidades y ambos se necesitaban. Y Jesús entendió con lucidez que ambos mundos, el microcosmos de los judíos y el macrocosmos del Imperio lo odiaban porque el no pertenecía ni a uno ni a otro, por lo tanto era una tercera fuerza de poder que se estaba tornando peligrosa, así lo entendió Pilato cuando Jesús le dijo que su reino no era de este mundo, lo entendió como ni del mundo del Imperio, ni del mundo judío. Fue el motivo por el cual se lo mató por muerte de cruz, esta muerte se utilizaba generalmente para los subversivos del orden.

 

En la actualidad hay demasiada semejanza con aquella sociedad del entorno de Jesús. Se trata de comunidades que sobre ellos recae el peso más duro de la deuda externa, de la inflación, de la disminución del poder adquisitivo del salario diario, el desempleo o el subempleo, la marginalidad en la vivienda, la falta de medicina, de servicios, escasas oportunidades de educación con algunos años de educación primaria, que no llegarán a capacitarlos para enfrentarse con mejores habilidades a los retos del mundo del trabajo.
Pueblos sin capacidad de decisiones sobre sus propios destinos, engañados, manipulados, víctimas de la opresión de los poderosos que ya Jesús había denunciado. 

A este pueblo el poder de este mundo les dice:
“Tú no eres nada, el reino de la vida no es para ti”. Relegado a las márgenes de la humanidad llega a preguntarse: ¿Dónde está Dios?.

A este pueblo Dios le dice:
Yo sigo manteniendo mi decisión de reinar en tu favor. Yo no fomento una espera pasiva, eso sería pura ideología, yo no evado el dolor de la existencia y de la dureza de la vida. Yo aludo a una nueva praxis de justicia, praxis  que consiste en la reordenación de las relaciones de Dios con los hombres, con el mundo y consigo mismo.  Se trata de una revelación cuya realidad no se promete solo para el más allá, sino que comienza ya en la historia, con un compromiso en este día, que no genera una espiritualidad sectaria, sino que busca comunicarse a todo el mundo y hacerlos discípulos, que realicen lo que vine a enseñar, viviendo la nueva justicia. Mi pueblo no excluye a nadie, sino que incluye a todos. Mi reino reside en la predilección de lo que no es valorado en este mundo, por los últimos olvidados, por aquellos que no tienen significación social.
Yo propongo la conversión del bolsillo, la inversión de los ricos de la seguridad de sus riquezas al cambio por un bienestar de los pobres, la propuesta de una conversión económica, el establecimiento de relaciones sociales y económicas justas. La creación de un modelo de compromiso de los que tienen mas con los que tienen menos o nada. La realización del hombre que comparte, que reparte equitativamente, que devuelve lo robado.

 

-Un intérprete de la ley le preguntó a Jesús: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?

-Jesús respondió: Lo que está escrito en la ley.

-Aquél entonces dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

-Jesús le dijo: Bien respondiste, haz esto y vivirás.

-Pero él queriéndose justificar a sí mismo, le dijo: ¿y quien es mi prójimo?

-Respondió Jesús y dijo:

Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron, e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino y viéndole, pasó de largo.

Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, viéndole, pasó de largo.

Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él y viéndole, fue movido a misericordia, y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él. Y al irse le dio más dinero al mesonero para que lo siguiera cuidando hasta que curara.

-Entonces Jesús le preguntó: ¿Quién de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

-El le dijo: El que tuvo misericordia de él y lo ayudó. Jesús agregó: Ve, y haz tú lo mismo.

Lucas 10:25-37. La Biblia.

 

Pintura al óleo: Ida Durán

Resumen explicativo: Ruth Mazzarolo

Fuentes:

-Jesus de Galilea, aproximación desde la arqueología-Joaquin Gonzalez Echegaray.

-El Mesías liberador de los pobres.-José Severino Croatto.

-Mateo: Buenas nuevas para los pobres perseguidos.- Carlos Bravo G.

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