Desde el S VIII a C se hablaba del “Camino al mar”, era el
camino de tránsito para llegar al mar donde se hacían transacciones
comerciales. Los comerciales venían del otro lado del Jordán. Los dos focos
territoriales donde se desarrollan las grandes culturas del Próximo Oriente,
coinciden con el curso de los ríos Nilo por un lado, Tigres y Eufrates por el
otro. Civilizaciones faraónicas por un lado y sumeria y acadia por el otro.
Siempre hubo entre ambos mundos un contacto comercial, intercambios culturales,
relaciones diplomáticas y encuentros bélicos.
Galilea de los “gentiles” así se la llamaba por tratarse de
un país alejado del centro político de Jerusalén y estar habitado por paganos
que venían de diferentes dioses y prácticas culturales de otros países. La
historia continúa con la incorporación a Galilea del reino judío por un tal
Aristóbulo I, en las guerras de los macabeos.
Tras la muerte de Herodes el Grande, le atribuye a su hijo
Herodes Antipas la región de Galilea, las otras provincias a su otro hijo
Filipo y la región del sur a Arquéalo. El emperador no les dio los títulos como
herederos sino como tetrarcas, es decir que comparten el gobierno.
Jesús de Nazaret desarrolló su vida principalmente en
Galilea, zona de tierra fértil propicia para los cultivos y la ganadería. También el lino es un producto
de esta región, se hablaba de la diferencia en calidad de las telas de Galilea.
La industria mas importante era el cultivo de olivo, el aceite de Palestina
había adquirido un gran prestigio. La pesca también fue muy próspera, y se
realizaba desde la orilla, con varios anzuelos y una red. En la ciudad de
Magdala había saladeros para mantener el pescado y tenía un puerto de descarga,
pero los puertos mas codiciados para la pesca eran Cafarnaún y Betsaida.
Galilea por la fertilidad de sus tierras, por la riqueza de
sus recursos y por la amenidad de su clima, se ofrecía como un país de
inmigración, donde había trabajo y existía un nivel aceptable de bienestar
social.
En el tiempo de la deportación a Babilonia, sus habitantes
habían perdido toda vinculación étnica y religiosa con los judíos. Sin embargo,
los judíos eran conscientes de que aquel país había formado parte de su
territorio y de que había que recuperarlo. Desde entonces, la Galilea de los gentiles se
convirtió en una tierra de reivindicación y en un país de misión religiosa con
la esperanza de volver a integrar la antigua Galilea en el nuevo reino de
Israel.
El personaje central de Galilea es Jesús de Nazaret, quien
debía de emplear en la conversación ordinaria y en su predicación la lengua
aramea que entonces era de uso común. La figura de Jesús como carpintero no es
factible. Las casas campesinas de entonces eran muy elementales, no era posible
que una familia de artesanos viviera de la demanda de su entorno. Las casas
eran de paredes de tapial y tejado de ramajes y nada queda de su estructura
salvo la parte subterránea escavada en la roca caliza, dedicada a silos para
recoger el grano o bodegas. Las fuentes cristianas hablan de una familia no de
campesinos, sino artesanos, la palabra tekton tiene como primera acepción la de
“constructor” de ahí viene el vocablo de arquitecto o jefe de constructores.
También puede significar como segunda acepción “artesano” sin especificar si
era un carpintero o herrero o cantero, incluso a un escultor o artista. Es de
suponer que Jesús y su padre eran obreros de la construcción y carpinteros. Jesús
no era un simple obrero, porque el simple obrero pertenecía al mundo de la mano
de obra barata “ergate”, al trabajo de Jesús se lo denominaba “tekton”, que era
la mano de obra especializada. Un operario especializado que conocía la lengua
que normalmente se hablaba en la ciudad, es decir el griego, sabía leer y
escribir, lo cual era mucho para la época. Los textos en la sinagoga se leían
en hebreo, se parafraseaban en arameo y la explicación era en arameo.
Jesús no era un rabino porque no tenía estudios especiales
para serlo, tampoco era un profeta porque en esos tiempos la función profética
había desaparecido del judaísmo. La definición de Jesús como hombre sabio,
maestro y realizador de milagros es la más acertada. En los textos talmúdicos
el nombre arameo que significa carpintero o artesano (naggar) equivale a sabio o
erudito.
La presencia de un rey en el contexto oriental era la de un
salvador, en cuanto actuaba o restablecía el orden divino en su nación y es el
mediador de las bendiciones divinas, era el representante de los dioses, la
prosperidad y restauración de sus súbditos era su responsabilidad, y tenían su
leyes de justicia social y de restauración del orden. Pero esto no se cumplía en la realidad.
Jesús tenía predilección por los pobres, aparece en escena
como el rey de los pobres, de los humildes, viene a servir y no a ser servido. Es
el Pobre que libera a los pobres, la
Vida que se da hasta la muerte, la Justicia que es juzgada
por los injustos, el Libertador que es atado. Su compromiso era con los más
pobres y necesitados. Da el nombre de hijos suyos a quienes hacen la paz, quien
sacia a los que sufren hambre y sed de justicia, los que se compadecen de los
demás, los no violentos, los que defienden a las manos inocentes. La paz es el
resultado de las rectas relaciones con Dios, con los demás y consigo mismo. Hay
una conjunción total entre Jesús y los pobres, porque Jesús era el
representante de los pobres. Su solidaridad era activa en obras y palabras.
Para las autoridades del momento, Jesús era un agitador
político que pretendía ser rey de los
judíos. Estos entendían que ellos y no
Pilato eran los garantes del orden en el microcosmos que era Judea. Jesús con
un número creciente de seguidores amenazaba su control y si faltaba la paz de
Judea sin duda el Imperio intervendría para imponer la paz sin los judíos.
Existía pues una convivencia entre las dos comunidades y ambos se necesitaban.
Y Jesús entendió con lucidez que ambos mundos, el microcosmos de los judíos y
el macrocosmos del Imperio lo odiaban porque el no pertenecía ni a uno ni a
otro, por lo tanto era una tercera fuerza de poder que se estaba tornando
peligrosa, así lo entendió Pilato cuando Jesús le dijo que su reino no era de
este mundo, lo entendió como ni del mundo del Imperio, ni del mundo judío. Fue
el motivo por el cual se lo mató por muerte de cruz, esta muerte se utilizaba
generalmente para los subversivos del orden.
En la actualidad hay demasiada semejanza con aquella
sociedad del entorno de Jesús. Se trata de comunidades que sobre ellos recae el
peso más duro de la deuda externa, de la inflación, de la disminución del poder
adquisitivo del salario diario, el desempleo o el subempleo, la marginalidad en
la vivienda, la falta de medicina, de servicios, escasas oportunidades de
educación con algunos años de educación primaria, que no llegarán a capacitarlos
para enfrentarse con mejores habilidades a los retos del mundo del trabajo.
Pueblos sin capacidad de decisiones sobre sus propios
destinos, engañados, manipulados, víctimas de la opresión de los poderosos que
ya Jesús había denunciado.
A este pueblo el poder de este mundo les dice:
“Tú no eres nada, el reino de la vida no es para ti”. Relegado a las márgenes de la humanidad llega a preguntarse: ¿Dónde está Dios?.
“Tú no eres nada, el reino de la vida no es para ti”. Relegado a las márgenes de la humanidad llega a preguntarse: ¿Dónde está Dios?.
A este pueblo Dios le dice:
Yo sigo manteniendo mi decisión de reinar en tu favor. Yo no fomento una espera pasiva, eso sería pura ideología, yo no evado el dolor de la existencia y de la dureza de la vida. Yo aludo a una nueva praxis de justicia, praxis que consiste en la reordenación de las relaciones de Dios con los hombres, con el mundo y consigo mismo. Se trata de una revelación cuya realidad no se promete solo para el más allá, sino que comienza ya en la historia, con un compromiso en este día, que no genera una espiritualidad sectaria, sino que busca comunicarse a todo el mundo y hacerlos discípulos, que realicen lo que vine a enseñar, viviendo la nueva justicia. Mi pueblo no excluye a nadie, sino que incluye a todos. Mi reino reside en la predilección de lo que no es valorado en este mundo, por los últimos olvidados, por aquellos que no tienen significación social.
Yo propongo la conversión del bolsillo, la inversión de los
ricos de la seguridad de sus riquezas al cambio por un bienestar de los pobres,
la propuesta de una conversión económica, el establecimiento de relaciones
sociales y económicas justas. La creación de un modelo de compromiso de los que
tienen mas con los que tienen menos o nada. La realización del hombre que
comparte, que reparte equitativamente, que devuelve lo robado. Yo sigo manteniendo mi decisión de reinar en tu favor. Yo no fomento una espera pasiva, eso sería pura ideología, yo no evado el dolor de la existencia y de la dureza de la vida. Yo aludo a una nueva praxis de justicia, praxis que consiste en la reordenación de las relaciones de Dios con los hombres, con el mundo y consigo mismo. Se trata de una revelación cuya realidad no se promete solo para el más allá, sino que comienza ya en la historia, con un compromiso en este día, que no genera una espiritualidad sectaria, sino que busca comunicarse a todo el mundo y hacerlos discípulos, que realicen lo que vine a enseñar, viviendo la nueva justicia. Mi pueblo no excluye a nadie, sino que incluye a todos. Mi reino reside en la predilección de lo que no es valorado en este mundo, por los últimos olvidados, por aquellos que no tienen significación social.
-Un intérprete de la ley le preguntó a Jesús: Maestro,
¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
-Jesús respondió: Lo que está escrito en la ley.
-Aquél entonces dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a
tu prójimo como a ti mismo.
-Jesús le dijo: Bien respondiste, haz esto y vivirás.
-Pero él queriéndose justificar a sí mismo, le dijo: ¿y
quien es mi prójimo?
-Respondió Jesús y dijo:
Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos
de ladrones, los cuales le despojaron, e hiriéndole, se fueron, dejándole medio
muerto.
Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino y
viéndole, pasó de largo.
Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, viéndole,
pasó de largo.
Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él y
viéndole, fue movido a misericordia, y acercándose, vendó sus heridas,
echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó
de él. Y al irse le dio más dinero al mesonero para que lo siguiera cuidando
hasta que curara.
-Entonces Jesús le preguntó: ¿Quién de estos tres te parece
que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
-El le dijo: El que tuvo misericordia de él y lo ayudó.
Jesús agregó: Ve, y haz tú lo mismo.
Lucas 10:25-37. La Biblia.
Pintura al óleo: Ida Durán
Resumen explicativo: Ruth Mazzarolo
Fuentes:
-Jesus de Galilea, aproximación desde la arqueología-Joaquin
Gonzalez Echegaray.
-El Mesías liberador de los pobres.-José Severino Croatto.
-Mateo: Buenas nuevas para los pobres perseguidos.- Carlos
Bravo G.
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