sábado, 27 de diciembre de 2014

El mundo del otro



 
     Desde los tiempos mas remotos, el hombre ha buscado identificarse de manera tal que su huella permanezca en el tiempo, antiguas civilizaciones lo han demostrado con su insistencia en mantener el poder, la supremacía sobre los demás; pero aún así las instituciones más sólidas se han derrumbado.
     A través de las generaciones ha persistido en el hombre la conciencia de superioridad y desprecio del otro, de la misma manera que los colonizadores de los S XV y XVI se referían a los pueblos africanos y americanos que encontraban como salvajes, bárbaros, primitivos. Los antropólogos de esos tiempos, buscaban de convivir con las nuevas civilizaciones para conocerlos desde dentro y lograr entender el comportamiento del otro y esto producía como en un espejo el mayor conocimiento de sí mismos. Malinowski, quien se basaba en el  método de la observación participante, decía: " Aunque pueda concedérsenos por un momento penetrar en el alma del salvaje y mirar al mundo exterior a través  y sentir lo que él pueda sentir, sin embargo, nuestra meta final es enriquecer y profundizar nuestra propia visión del mundo, entender nuestra propia naturaleza y hacerla intelectual y artísticamente mejor.[......] No podemos alcanzar la última sabiduría socrática de conocernos a nosotros mismos si nunca abandonamos los estrechos límites de nuestras costumbres, creencias y prejuicios en que todos los hombres nacemos.[.......] La Ciencia del Hombre, en su versión mas noble y profunda, debe conducirnos a un conocimiento, una tolerancia y una generosidad basados en la comprensión del punto de vista de los otros hombres."
     El mundo actual no difiere de los pensamientos de las antiguas civilizaciones y las historias se repiten, porque siguen existiendo poderosos y sometidos, ricos y pobres, países desarrollados y subdesarrollados, mentes que se consideran superiores y mentes anuladas  por la situación que les toca vivir.
     La codicia y la avaricia siempre existirán en el interior del ser humano, sin embargo, tal como el relato de Jesucristo sobre la parábola del Buen Samaritano, la mano que se extiende al otro siempre existirá, como lo demostró Teresa de Calcuta, quien dejó su mundo de comodidad para vivir la necesidad del prójimo y hacerla carne en su vida.
     Hoy en día hay héroes anónimos que dedican su vida al prójimo, sacerdotes, misioneros, médicos, bomberos, maestros, hombres y mujeres que no dudan de dedicar su tiempo para el otro;  no hace falta ir lejos para imitarlos ni  planear un esquema de vida distinto para ver si puedo ubicarme en esa mirada, porque cada día tengo a mi lado al otro, solo tengo que ponerme en los zapatos de él para poder entenderlo.
     "Mírame a los ojos y conocerás mi mundo,
       me veré en tus ojos y conoceré el tuyo"
                                                                                               Ruth Mazzarolo
 



6 comentarios: